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La ultraderecha: el voto productivista contra el mundo

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Llevamos décadas de revolución conservadora por parte delas élites. Hoy el neoliberalismo echa mano de la extrema derecha para envolverse y legitimarse en banderas, cruzadas racistas y autoritarismo patriarcal. Lo llaman «ultraderecha». Sus votos viene de arriba y trambién de un abajo que se siente amenazado, perdido, en precario. Omite límites ambientales, catástrofes no tan naturales y la responsabilidad de un capitalismo suicida.

En este artículo analizo las razones de ese ascenso, los perfiles de votos y, por supuesto, la naturaleza del Gran voto productivista que impulsa el neoliberalismo: aportemos más leña al fuego, echemos más exclusión y odio a las calderas, aunque el tren esté descarrilando cada vez con más fuerza.

Mi interrogante final:

¿Nos ponemos a cultivar otra sociedad y otra política que atienda a las necesidades sociales y a nuestros límites ambientales desde una radicalización de la democracia?

Protagonismo social y mundo libertario – ¿política del «y»?

Estamos en transición. Tiempo de repensar (haciendo) otras políticas. Y como parece que los rebeldes anda buscándose, lo que yo llamo la política del «y», habrá que extender esas reflexiones a muchos ámbitos. Con cautela y a la vez con urgencia:
a) porque en muchos casos nos venderán un leninismo 2.0 como prueba de nuestra «participación» cuando le damos a un click o aceptamos como ilusionantes formas verticales que anulan la creatividad social;
b) porque no vale quedarse en el sofá criticando que «la pureza ya no existe», sin prestar atención a que, o bien construimos otros mundos (poco a poco, en muchos frentes, con muchas personas distintas), o bien nos los construyen a la vieja usanza (quítate tú que me pongo yo, expresiones de extrema derecha, y todo lo que sirva para el retorno de «un padre» autoritario que nos sacará las castañas del fuego, aunque en realidad nos acabará quemando en él)

Miro, pienso, actúo y veo que esa ola de protagonismo social se puede acompañar desde muchos lugares: municipalismos que abren la puerta al auto-gobierno, sindicalismos asamblearios por retomarse, economías democratizadas o sistemas sanitarios más comunitarios y próximos… procesos acompañantes todos, con sus contradicciones, pero siempre sembrando para que las oprimidas (retomando a Freire) expresen dónde les aprieta la opresión y sean protagonistas de sus resistencias, de sus vidas…

Libertario es, para mí, búsqueda de libertades para otros y otras. Desde mi libertad, sujeta a equivocaciones y engaños. Y también desde la libertad de otras y otras: las que dudan, las que matizan, las que van por próximos caminos. Pero no valdrá (a mí no me vale, por lo menos) quedarse en la «libertad judeocristiana» de definir lo bueno sin haberse manchado el cuerpo con las libertades de quienes nos rodean; y que andan también buscando sus libertariedades…

(Otro buen artículo en Médico Crítico -Diagonal- me ha llevado a esta parrafadita: «apuntes para una crítica libertaria»)

Caperucita-bosque frente a la democracia peluda

Caperucita-bosque frente a la democracia peluda
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(En días en los que tratamos de renovar los caminos de la política, desde abajo)

– ¿A dónde vas Caperucita? le dijo un demócrata peludo al verla tan abajo en aquel bosque, junto a economías fértiles y a asambleas como setas

– Voy a hacer cotidiana la participación, a llenarla con necesidades de la gente, y a abrir las puertas de las instituciones republicanas todo lo que sea preciso…

– ¿Pero no está ya muy desfasada esa “abuelita”? ¿no querrías cambiarla por una democracia “digital”, con muchas plazas virtuales y muchos nombramientos a dedo?

– Uys no, es que ese cuento sí que es muy viejo

– Pues te tendré que comer igualmente

Y Caperucita, viendo que no comprendía lo bonito y útil de estos procesos abiertos, le endiñó varios catanazos de inteligencia colectiva a base de propuestas populares, métodos inclusivos, ya fueran palpables o binarios, creatividad cultivada desde las pluralidades y una mijita de municipalismo con su protagonismo social y todo

(desde entonces el lobo sigue contando cuentos, pero las caperucitas han hecho redes para cuidarse, y no por twitter precisamente)

– Tomando imagen de Pikara Magazine, Emma Gascó ilustradora-

Caperucita-katana

 

Entre el SaoPaulazo, el parque Gezi y el 15M

Sobre La Transición Inaplazable. Los Nuevos sujetos políticos para salir de la crisis (Icaria, 2013)

Entre el “SaoPaulazo”, el parque Gezi y el 15M: variaciones de los nuevos movimientos globales

La indignación que recorre las calles brasileñas recuerda mucho a las recientes protestas en Turquía, iniciadas en Estambul como rechazo de la propuesta de construir un centro comercial en el parque Taksim Gezi. Una ciudad como epicentro, una medida impopular y un descontento acumulado hermanan ambas movilizaciones. Y como en el surgimiento del 15-M, una brutal carga policial produce una ola de solidaridad y de reproducción de las formas de protesta por todo el país. La plaza de Sol, la plaza de Gezi, como antes otras plazas de la primavera árabe-africana, son estallidos de protesta social que comparten ciertos rasgos, y que atribuyo a un innovador y largo ciclo de movilizaciones iniciado por los nuevos movimientos globales a finales del siglo pasado. La auto-organización en las calles, el hartazgo de una clase política percibida como autoritaria y distante, junto con el buen entendimiento de las nuevas tecnologías como herramienta de agitación y organización social, forman parte del ADN de estos nuevos sujetos políticos.

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VERSIÓN PORTUGUESA CON EPÍGRAFE AÑADIDO para mejor situar el contexto brasileño frente al europeo

Artículo publicado en Rebelión (22-6-2013)

 

Partidos-Ciudadanía y Nuevos Movimientos Globales – ¿la transición inaplazable?

En los últimos tiempos, rara es la semana en la que no se recoge la presentación de un nuevo partido político, el avance de propuestas o procesos llamados “constituyentes” o la apelación de sindicatos y partidos “de siempre” a encabezar el protagonismo social que viene emergiendo de las mareas de protesta y los 15Ms (sus asambleas y sus coletazos). ¿Son éstas apuestas que van en la línea de la radicalización o realización de la democracia que está en las calles? ¿Hasta qué punto podemos afirmar que atravesamos una transición inaplazable?

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Lo llaman democracia (sustentabilidad y democracia radical en el 15M)

El discurso de sustentabilidad y democracia se liga al “queremos decidir”, sustrato y apelación presente en todas las dinámicas de acción del 15-M. Sin duda, el discurso dominante es el de la reclamación de una democracia real, aunque sea de manera difusa, y es un discurso maestro, que permite enganchar y conectar otros discursos.

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Lo llaman democracia (autoritaria)

La democracia tecnocrática y autoritaria consiste y se fundamenta en una producción constante de (auto)legitimación social a través de aclamaciones socio-emocionales y la acumulación de formas (nuevas y precedentes) de cooperación social mediante una aplicación intensiva de tecnologías comunicativas y económicas.

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Lo llaman democracia (necesidades básicas)

A través de la “democracia”, sea cooperación social desde abajo o formas de gobierno desde arriba, se problematiza la cuestión de cuáles son nuestras necesidades básicas, y cómo y quiénes acceden a ellas. La democracia, en su sentido inclusivo y participativo, no es una necesidad básica. Ni es tampoco una expresión universalmente difundida y aceptada. Las formas de organización social son satisfactores y no necesidades. La democracia, o el estado, forman parte del conjunto de normas, prácticas y ánimos, que facilitan en un contexto dado la predilección o la imposición de un modelo concreto de interacción social.

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