Bajo el Cerezo
Poema autoeditado y autoeditable –
Pequeño agradecimiento familiar, amistoso y a las personas que construyen agroecología en el Valle del Jerte y a través de grupos locales de consumo
AGOSTARSE
“Seres intocables, palabras y versos”, Enrique Falcón
Peca el sol las hojas
envejece la tierra
evapora las aguas
del riachuelo que reía hace poco
Astragnosis y polvo
sequedad y delirios amarillentos
Y allí los cerezos
aparentemente marchitos
rumian en su interior
sus futuros y frutales versos
tierras para otra vida
muerte para otra tierra
LA PODA
Gris metal por entre los árboles
trepa:
Tijeras para escribirle al árbol
nuevos brazos
para hacerlo verso nuevo
y manso
(Tijera que habla con voz de amo)
Tijera también que acoge mientras
enviuda las ramas de sus troncos
dormidos o ya eternos
savia que perdió sus letras
(Tijeras que a veces coopera
con nuevos brotes)
Y así hablamos los seres humanos
con palabras y con tijeras.
Pero ningún metal vuelve muda
la tierra
ni nadie es sastre
de su propia existencia
DICIEMBRE
El invierno es alimento
pero hay que acercarse a escucharlo
con el oído del corazón
y ver el erizo amable y luego
la piel dura de la castaña
y después el fuego tierno
No hay tierra enervada, todo es barro
en las miradas, todo es silencio
microbiano y soñador
Las azadas y las palas mecánicas
agujerean los músculos dormidos
y allí surgen las cunas de los cerezos
aún sin hojas. El valle parece
un telar de alfileres de yemas
redondeadas y grises. La nieve
murmura agua.
Nadie ve: se sabe que vendrá
Los abrazos prescinden de vocabularios
son manos que acercan un sacho
son otros dedos untando caolín
en las raíces vírgenes
es algún agricultor que pasa
ofreciendo un chiste sencillo
como reivindicando un destello de sol
Somos paisajes colectivos
que provienen de cosechas mudas
FLORES DEL AYER
De nuevo el aliento blanco
en los pulmones del campo
y en los dientes parlanchines
de los niños que intuyen otro abril
Y los hombres fatigados salen de sus casas
para sentar sus arrugas
y sus memorias de sangre y esfuerzo
sobre el bastón del atardecer
Y los corrillos de mandiles negros
trajinan con macetas en las puertas
y en el camposanto
(vivas y penas que vienen de la tierra)
Mundo real y transhumante
circular
como camino siempre de vuelta
El tiempo es un mármol risueño
que aletea inmóvil
ABRIL
La primavera es la avidez de la vida
La tierra tiene hambre de flores
y hormigas y hongos reclaman
su sitio en la mesa
Se habla del fruto por venir
por costumbre, a veces alegre
supervivencia
pocas veces codicia
Pamplinas, cenicientos, tréboles
disputan el color al estiércol
como versos incontenibles
(acaso sea yo también
otra “mala hierba”)
Me resulta fácil reir
cuando la tierra desea
con soles de pincel
y lunas juguetonas
Me resulta ser fácil
al reir
a solas con mis lunas
como juguete para la tierra
REPARTOS
Seleccionar Sudor Boca
Navalinda Ruta Nevera
Amanecer Reparto Atardecer
Ramos y sol Monedas y trueques ¿Quieres?
Té de compost Cambio Alimento
Burlat Caja Dulcísima
Huerto de Arcos Grupos de consumo Zumos
Queso para el almuerzo Pedidos Infancias
Familias Móviles y correos Qué bien, gracias
Ambrunés Canciones en la radio Mermeladas
Agua de sierra Cooperación Verano que empieza
Jerte… Ciudad… Casas que abrazan
ROPAJES ELEMENTALES
Cuatro esquinitas cuatro
tienen las aguas de mis viejas sábanas
pero en el huerto no hay
rincones ni fruta amarga
hay luz que se vuelve verde
y lluvia que la amamanta
lunas que enervan brotes
y tierra que sabe a savia
Todo vuelve, todo envuelve
todo son latidos, cooperando
con voz baja:
paisanajes de otras culturas
reencuentros con mis entrañas
Y así me alimento, como cualquier especie:
entre la cuna que nos nace y la cama que nos llama
entre la tierra muda que no amaina
y los otros y las otras