MINGAR

Pequeñeces como hermosuras, latidos que valen corazones, pero yo también quiero enredos de más de tres. Con 20, fíjese usted, ya da para una “minga”, que es echarse una mano sostenida, pulso comunitario a favor de la vida. Así, en los Andes, se levantan papas a 4.000 metros o se entierran gobiernos en las ciudades.

En el llano, en los municipios que hizo el oro ansiado, hay también productores y consumidores haciéndole la guerra a la comida-suicida. Con 25.000 de ésas y de ésos la cosa se descomplica: así nace Agrosolidaria en Colombia, red que alimenta un futuro sano y comestible.

Propongo MINGAR: hacerle un corte de mangas al capitalismo.

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