Si el ratón se detuviese

Esta vez, como siempre, los dados juegan con su cubilete. Le hacen trampa. Le inventan un azar diseñado, normalizable. El país de las oportunidades se hace con el azul metálico de los destierros calculados, de las loterías con apellidos y clase social

Si el ratón gira es porque no se sabe cobaya. Dejar de caminar es invertir la trama, convertir al investigador en un experimento, hacer girar la noria en sentidos adversos.

Dicen libertad, y el dado es la capacidad de consumo numerada del 1 al 6. Dicen empleo, y la fortuna se llama precariedad o dardo analgésico.

Lo que quedaba del juego de la Oca se lo comió el pato Donald.

Cuando el ratón dice basta, la jaula tiembla. Si el ratón comienza a sentir por sí mismo se destruyen las fórmulas del laboratorio. Comienzan las gramáticas humanas, dan a luz los primeros partos de palabras.

La escueta rebeldía de pararse, no es sedimento pero es toda una simiente:
sed para que no te inventen tus propios cuentos.